Como yo te amo, como yo te amo, que diría la Jurado. Y yo, que no soy la Jurado pero folclórica soy un rato, añado ¡que gran verdad! Una se lanza a la maternidad dando un triple salto mortal hacía lo desconocido, sin saber muy bien que esperar (bueno, sí, sabemos que esperamos un hijo).

Y llega el bebé a tu vida y sientes que flotas de amor. Que digo flotar, sientes en tus entrañas el amor más puro, más real y más incondicional que has experimentado en tu vida. Literalmente amas a esa personita que acaba de llegar a tu vida más que a nada en el Mundo. Y en lo más profundo de tu ser sabes que ese amor no se te va a pasar en la vida.

Pero al cabo de un tiempo sientes que necesitas descansar, dormir, ducharte tranquilamente, salir con tus amigas o pareja y tener tiempo para ti. Y te entra el sentimiento de culpabilidad de querer hacer cosas para ti.

¿Sabes lo que te está pasando? Que estás viviendo un torbellino emocional que ríete tu del Dragón kan, tienes las hormonas disparadas y no duermes apenas, lo cual afecta a tu cerebro y tu organismo. Ha nacido tu bebé y con él has nacido tu como madre, necesitas tiempo para reconectar contigo en este nuevo despertar llamado maternidad. Tranquila, respira. ¡Nos ha pasado a todas!

Ser madre no es una habilidad innata con la que nacemos. Como todo, es algo que vamos a ir aprendiendo por el camino. Como decía Antonio Machado, caminante no hay camino, se hace camino al andar.

Ser madre no es una habilidad innata con la que nacemos. Como todo, es algo que vamos a ir aprendiendo por el camino.

Y como yo ya he pasado por ahí, hoy quiero contarte las 5 cosas que aprendí cuando fui madre por si te ves reflejada en alguna de ellas.

  1. Conocí el amor incondicional. Sí, ese sentimiento que nace desde lo más profundo de tus entrañas y piensas que te va a explotar el corazón de quererle tanto. Y el sentimiento nunca va a menos, cada vez quieres y quieres y quieres más a esa personita que acaba de llegar a tu vida y que de la noche a la mañana ha pasado a ser el centro de tu Universo.
  1. Que el descanso no es negociable. Probablemente no hayas tenido más cansancio ni tanto sueño en toda tu vida, así que alma de cántaro no dudes en dormir cada vez que tu bebé este dormido, tu descanso no es negociable y es mucho más importante que planchar o pasar el polvo. Una vez que hayas recargado pilas podrás sobre llevar mucho mejor las otras responsabilidades. Pide ayuda a tu pareja y familia para que colabore con las tareas domésticas y si te lo puedes permitir contrata a una persona que vaya una vez a la semana a hacer las tareas del hogar. Tu energía se verá incrementada y tú te sentirás mucho mejor.
  1. Que para cuidar de otra persona primero tengo que empezar por cuidarme a mí. Tomate un rato al día para hacer aquello que te encanta: leer, ver una serie, practicar yoga, meditar, ir a dar un paseo por la naturaleza, hacerte la manicura, ir de compras, no sé lo que te apetezca. Concédete el espacio que necesitas durante un rato al día para conectar contigo misma. Aprende a escuchar a tu cuerpo, es muy sabio, hazle caso en cuanto te mande un mensaje sutil, no le pongas al límite. Esta época es muy sensible por lo que recuerda que cuanto más alta tengas la energía mejor estarás tú y tu bebé. Esto no quiere decir que, si algún día puntual estas triste te pongas a dar saltos como una mona para cambiar el ánimo, no, si un día estas triste, irritada o cansada no pasa nada, dale su espacio a esos sentimientos para que luego se puedan ir y seguro que al día siguiente ya te encuentras mejor.
  1. Que hacer tribu con otras madres es de lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior. Siempre lo recomiendo 100%. Es tan fácil, como que nadie sabe mejor por lo que estás pasando como otra madre que está en tu mismo lugar. Os entenderéis, os ayudaréis y os sostendréis las unas a las otras. Una de mis mejores amigas a día de hoy la encontré en un grupo de postnatal y la sentí como caída del cielo. Tu pareja, familia y amigos siempre van a estar ahí, pero esto es como cuando lo dejabas con el novio, que la amiga que más te entendía era la que también lo había dejado y no la que estaba tan feliz y enamorada con el suyo, ¡pues eso!
  1. Que ir al baño sola es un lujo. Que te voy a contar que no sepas. Acaso pensabas tú antes de ser madre que ir al baño a darte una ducha o hacer tus necesidades en la más absoluta intimidad iba a ser un lujo difícil de conseguir. Cómo ha cambiado la película, ¿eh? Cuando estás en el baño sola y tranquila te dan ganas de llorar de la emoción de poder ducharte sin tener que abrir la mampara 20 veces para cantarle a tu bebé en la hamaca “Estaba el señor don gato…” ni que hablar cuando te está mirando con cara de “¿que haces mami?” cuando estás sentada en otro lugar.

¡Y hasta aquí el post de hoy! Si en estos momentos estas pasando por este despertar llamado maternidad, que sepas que no estás solas y que aquí tienes a tu TRIBU y a una servidora para ayudarte en todo lo que necesites. Y por supuesto, déjame en comentarios las cosas que has aprendido tú cuando has sido madre.

¡Hasta la semana que viene!

Luz y amor

“”La maternidad es más fuerte que las leyes naturales””