¡Hola a tod@s!

Hablemos de la meditación, algo que muchos ven como algo totalmente fuera de su alcance, porque creen que no van a poder estar en silencio  por unos pocos minutos, ya no hablemos de tiempos prolongados. Pues bien, yo antes de empezar a meditar pensaba lo mismo, que no iba a poder, que eso no era para mí porque soy muy nerviosa, porque tengo la mente a 2.000 revoluciones siempre, etc.

Meditar

En la mayoría de las clases de yoga que he ido no suelen practicar la meditación, es normal ya que en una hora u hora y cuarto que es lo que suele durar una clase no da tiempo a hacer de todo, ¡ya nos gustaría!

El caso es que nunca había meditado, ni tan siquiera lo había intentado hasta que llegué a la formación de profesora de yoga y ahí desde el primer día nos enseñaron a meditar con la llama de una vela y nos propusieron que lo hiciéramos cada día en casa, aunque solo fueran 5 min. Yo como soy muy aplicada y responsable hice mi promesa de meditar cada día durante 5 minutos.

Lo que hacía era concentrarme en la llama de una vela, observándola durante unos minutos, siendo consciente de mi respiración y al cabo de un tiempo cerraba los ojos e intentaba visualizar la llama todo el tiempo, a veces la mente se iba, pero en cuanto me daba cuenta de que me había ido a otros pensamientos volvía a visualizar la llama, esa es la historia, poco más, intentar concentrarnos en un objeto y si observamos que nuestros pensamientos se van, volver a centrar la mente en ese objeto, fácil ¿no? Jeje.

Al principio me costaba mantener 5 minutos la meditación pero al cabo de un tiempo se me hacía corto, por lo que fui prolongado los tiempos, primero 5 minutos, luego 10 minutos, 15 minutos y así hasta que alcancé los 30 minutos (todavía no he superado ese tiempo), más o menos me llevó un año y ahora mismo no hay día que no me pare a meditar aunque sean unos minutos.

Lo que quiero decir con esto es que no hace falta que os marquéis grandes tiempos, al contrario, si queréis meditar tenéis que empezar poco a poco y coger una rutina primero. Si conseguís esto, vosotros mismos querréis ir subiendo los tiempos, os lo pedirá el cuerpo o ¡la mente mejor dicho!

No hace falta que os marquéis grandes tiempos, al contrario, si queréis meditar tenéis que empezar poco a poco

Para mí la meditación es el momento en el que calmo mi mente, siempre a 1.000 por hora. Cuando medito primero cierro los ojos y tomo consciencia de mi respiración, inhalo y exhalo profundamente por la nariz, de ese modo conecto mi cuerpo con mi mente y esta última empieza a relajarse. Luego concentro mi atención en un punto de esa pantalla oscura que tengo en el horizonte, al principio la mente sigue con sus muchas conversaciones pero según voy respirando profundamente voy calmando los pensamientos, cuando ya tengo mi atención en ese punto, la observo, sin más y ahí me quedo.

A veces la mente se vuelve a ir, pero amablemente la llevo de vuelta hacia el punto de atención. Cuando ya ha pasado un rato y la respiración se ha vuelto serena, silenciosa, apenas hay constancia de ella y la mente parece un mar en calma, empiezan a aparecer sobre esa pantalla oscura destellos o ráfagas de luz y en ese lugar oscuro, en calma, silencioso, intento quedarme el máximo tiempo posible, a veces unos segundos, a veces un poco más.

Desde que llevo meditando he notado un mayor estado de paz, la mente más calmada y silenciosa, ha disminuido mi estrés y tensión mental, tengo más capacidad de concentración y me ayuda a conectar conmigo misma. Estos beneficios también están a tu alcance, solo tienes que empezar a meditar o continuar con tu práctica constante.

<Piensa en la meditación como un árbol que riegas cada día. Confía en que un día tu dedicación y cuidados llevarán al árbol a florecer y a dar maravillosos frutos>

By Georg Feuertein