¡Hola querid@s!

Hoy quiero hablaros de mis asanas favoritas, ¡¡las invertidas!! Desde pequeña me ha encantado hacer el pino, siempre que teníamos que hacerlo en clase de gimnasia yo me emocionaba, qué le vamos a hacer… ¡cada una se emociona por lo que quiere! jajaja.

Algunas amigas mías no podían o no les gustaba hacerlo y yo no entendía el porqué, me parecía increíble que no pudieran o, lo que era peor, que no les gustase, en fin cosas de niñas…

Estar con la cabeza del revés

Cuando empecé a practicar yoga volvieron a aparecer esas posturas que tantos años habían estado en el olvido y ¿sabéis qué? Pues que me volvieron a encantar, hacía tanto tiempo que no las hacía que se me había olvidado lo mucho que me gustaba estar con la cabeza del revés, disfrutaba toda la clase pero me emocionaba cuando sabía que llegaba el final y que probablemente nos hicieran hacer una invertida y en una de esas clases fue cuando conocí a SIRSASANA, la postura sobre la cabeza.

SIRSASANA

Cuando el profesor la explicó y la hizo para que pudiéramos ver cómo llegar hasta ella, no sabría explicarlo pero algo dentro de mí empezó a revolotear en mi interior, aquella niña pequeña a la que le encantaba hacer el pino estaba dando saltos de alegría en mi interior. Evidentemente después de tantos años sin hacer el pino no pude hacer SIRSASANA a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera, pero ya sabía que esa asana existía y por supuesto tenía la determinación de llegar a ella, así que me puse manos a la obra para fortalecer todo mi cuerpo, en especial brazos y abdomen. Recuerdo la primera vez que conseguí subir yo sola, fue muy emocionante, tuve un subidón ese día increíble.

SIRSASANA, la postura sobre la cabeza

En las formaciones de profesora de yoga, dentro de todo lo que estudiamos están los grupos de posturas y sus beneficios. Una de las cosas que me llamó la atención fue el apartado de las posturas invertidas y cómo cada una de las profesoras que he tenido ha hecho hincapié en que las posturas invertidas tienen que ver con la capacidad de afrontar o no el mundo cuando hay un suceso inesperado en nuestra vida y este se pone del revés.

Ver el mundo del revés

Esa frase se quedó en mi subconsciente, de eso no me cabe duda. Al cabo de un tiempo, teniendo una conversación con una compañera me comentó que a ella le costaba mucho asumir los cambios en su vida, que lo pasaba fatal y paralelamente también le cuesta mucho hacer invertidas y no porque no esté en buena forma física o que no tenga práctica porque de sobra tiene de las dos cosas, simplemente con las invertidas no puede.

A mí por el contrario los cambios en general me encantan y me emocionan, tanto como hacer una invertida. Claro que hay veces que los cambios me asustan, incomodan, me dan vértigo y hasta miedo. La zona de confort se llama zona de confort por algo, pero en general a mí los cambios me apasionan, es más, los necesito cada cierto tiempo. La vida está en continuo movimiento y si no me mueve ella, ya lo hago yo y detrás de ese pequeño o gran cambio siempre llega algo bueno, aunque solo sea la experiencia y la vivencia de haberlo vivido merece la pena.

Hacer cambios en la vida

Por eso os animo a que no tengáis miedo a hacer invertidas o cambios en la vida, os aseguro que es mejor arrepentirse de lo que has hecho y no de lo que no has hecho, ese es mi lema y por una sencilla razón, no quiero mirar hacia atrás y no saber qué habría pasado si hubiera hecho lo que realmente quería hacer en ese momento. Creedme ya lo viví y me prometí a mí misma que nunca más volvería a dejar algo pasar por miedo, incertidumbre o por el dichoso qué dirán. Las personas opinamos de todo y de todos, no dejes que te influyan en tu vida. El mejor regalo que puedes hacerte es seguir tus impulsos, lo que realmente sientes que quieres hacer, por ese camino no hay pérdida, quizás algún que otro obstáculo, pero lo afrontas, lo saltas o lo atajas y continúas, seguro que la recompensa es muchísimo mejor.

Así que os animo a hacer invertidas e intentar ver el mundo del revés, ¡veréis que no es para tanto!

No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio.

 By Charles Darwin